El gobierno presentó la hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno verde en el país; el país busca convertirse a largo plazo en proveedor y exportador de este energético y sus derivados
Uruguay ha avanzado en la descarbonización casi total de su matriz eléctrica. Ahora la segunda etapa de esa transición energética incluye el desarrollo de una economía de hidrógeno verde para continuar con la descarbonización del sector energético (transporte e industria) y de producción de materias primas para distintos procesos industriales.
Se considera que el país tiene muchos atributos para poder lograrlo. Entre ellos “el gran potencial” para la generación de energía eléctrica a partir de energía eólica y solar fotovoltaica combinada a bajo costo.
El documento presentado en Torre Ejecutiva revela que tomando en cuenta la potencialidad de recursos y las metas establecidas, para el 2040 la producción de hidrógeno podría acercarse a 1 millón de toneladas por año. Para ello será necesario una instalación de 20 GW (gigaWatts) de energías renovables y 10 GW en electrolizadores.
El hidrógeno verde y sus derivados representan una oportunidad de facturación para Uruguay de US$ 2.100 millones anuales a 2040 (2% de PIB proyectado), impulsada por los mercados de exportación de combustibles sintéticos e hidrógeno, así como por el uso de hidrógeno para la descarbonización profunda de la economía local (en los sectores transporte, pulpa y papel, transporte marítimo y agricultura).
A su vez, el desarrollo de la industria de hidrógeno verde podría generar más de 35 mil puestos de trabajo directos calificados en construcción de plantas, operación y mantenimiento, logística y educación técnica, dice el documento con base en datos de la consultoría realizada por McKinsey.
«Uruguay tiene que estar en la ola del hidrógeno verde porque tiene ventajas comparativas”, aseguró el ministro de Industria y Energía, Omar Paganini durante la presentación.
Entre ellas se encuentran la complementación entre las energías eólica y solar; la disponibilidad de agua y de industrias que procesan biomasa; la infraestructura de red de transmisión de energía eléctrica; y las fortalezas para recibir inversiones internacionales de largo plazo. Esto incluye estabilidad institucional, seguridad jurídica, estabilidad macroeconómica, una democracia sólida y un marco regulatorio que apoya el desarrollo de inversiones.
“Es natural apostar a la creación de un nuevo sector exportador, un sector que no existe y que tiene un potencial de crecimiento importante”, afirmó el ministro.
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Mercado doméstico y de exportación
Se considera que Uruguay presenta “un muy buen potencial” en el mercado doméstico para descarbonizar el transporte terrestre y marítimo, así como para sustituir importaciones mediante la producción de fertilizantes verdes. El mercado doméstico alcanzaría una facturación de US$ 200 millones en 2030 y treparía a US$ 750 millones en 2040, según las proyecciones.
A 2030, la oportunidad será impulsada en un 85% por aplicaciones de transporte terrestre (por ejemplo, camiones de 40 toneladas con tecnología de celda de combustible), las primeras en ser costo-competitivas. Al año 2040, la adopción de las aplicaciones de transporte terrestre crecería hasta alcanzar una facturación anual de US$ 420 millones, explica el informe.
También se incrementarían las demandas de amoníaco verde o e-metanol para el sector marítimo, así como de fertilizantes verdes, lo que puede reemplazar importaciones, y esto representaría una oportunidad de facturación adicional de más de US$ 300 millones.
Por otro lado, las necesidades de importación de los principales centros de demanda podrían concentrarse en cinco productos. En primer lugar se encuentra el hidrógeno, impulsado por la demanda en aplicaciones de transporte terrestre, como insumo para la industria (por ejemplo, siderúrgica y refinerías), así como para la generación de energía eléctrica y calor, dice el documento.
En tanto, la demanda del sector marítimo para alcanzar sus metas de descarbonización impulsaría la producción de e-metanol y amoníaco (NH3), este último, como insumo principal para fertilizantes verdes.
Adicionalmente, el e-jet fuel tendrá un rol importante, a impulso de las regulaciones del sector de aviación respecto a la incorporación de SAF (Sustainable Aviation Fuel), explica el informe. Finalmente se encuentra el hierro reducido (DRI,Direct Reduced Iron, por sus siglas en inglés), debido a la demanda creciente de acero verde en el mundo, donde el hidrógeno es uno de los insumos principales.
En ese escenario Uruguay tendría una oportunidad de exportación de aproximadamente US$ 1.300 millones en 2040. El e-jet fuel representaría el 55% de esta oportunidad a 2040, mientras que el hidrógeno constituiría el 25% y el sector marítimo (amoníaco o e-metanol), un 15%, dice el informe.
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Costos de la energía
Según los estudios realizados, las características de las energías renovables solar y eólica en Uruguay permitirían alcanzar, en 2030, costos nivelados de energía con valores que se ubicarían entre US$ 16 y US$ 19 por MWh. Por su parte, la energía eólica offshore presentaría costos de entre US$ 26 y US$ 28 MWh.
Esos costos de las renovables permitirían alcanzar en 2030 valores de producción de hidrógeno verde de entre US$ 1,2 y US$ 1,4 kgH2 en la región oeste y de entre US$ 1,3 y US$ 1,5 kgH2 en la región este, para una escala superior a 500 megavatios (MW).
Según el informe, estos costos de producción permitirían que Uruguay se posicione de manera competitiva entre exportadores netos, como Chile, Arabia Saudita, Omán, Namibia o Australia. En tanto, la alternativa de producir hidrógeno de fuentes offshore implicaría un costo menos competitivo, de entre US$ 1,7 y US$ 1,9 kgH2 a 2030.
La primera versión de la hoja de ruta estará en consulta pública hasta el 15 de agosto.
Modificación legal
El proyecto de ley de la próxima Rendición de Cuentas incluirá modificaciones legales por las que Ancap tendrá competencia para producir hidrógeno verde como una de sus actividades.
Ancap había presentado el año pasado el programa H2U Offshore, cuyo objetivo es la producción de hidrógeno verde para exportación a partir de granjas de generación eólica instaladas en el mar. Se trata de una apuesta de largo plazo que busca captar proyectos de inversión privada orientados a la exportación.