¡Ambientalmente Sustentable!
Frecuentemente se confunde al puerto y su impacto ambiental con las cargas que transitan por él y sus riesgos inherentes. Trataremos de explicar aquí someramente que los puertos no son necesariamente fuente de contaminación, sino que pueden ser incluso positivos para el cuidado del ambiente.
Las cargas con riesgo de contaminación
Las cargas que se operarían en el PAP (Puerto de Aguas Profundas) que se pretende construir en Uruguay, principalmente commodities como la soja y el mineral de hierro, ya se comercializan y transportan por el mar. Negarse a disponer de nueva infraestructura para operarlas eficientemente, sólo condena a la región a seguir usando sistemas menos eficientes, cuando no de alto riesgo como las plataformas flotantes de transferencia de carga.
Si la región va a seguir exportando graneles, y todo señala que así será, la construcción de un PAP mitigará las deficiencias propias de un sistema portuario que a las claras resulta insuficiente.
Un sistema portuario moderno, diseñado expresamente, minimiza las pérdidas de carga en la operativa, abate los costos, simplifica las operaciones y es amigable con el ambiente.
Los puertos viejos contaminan más por el dragado
Los puertos existentes son absolutamente más contaminantes que cualquiera que se quiera construir. El Puerto de Montevideo, en particular, sólo puede operar a 10 u 11 metros de profundidad debiendo hacer ingentes obras de dragado que implican remover millones de metros cúbicos de barro contaminado con una gran diversidad de contaminantes, incluyendo metales pesados, que deben ser vertidos en el Río de la Plata. Si se lo dragara a 14 metros de profundidad, el volumen de barro contaminado a desplazar sería inmanejable desde el punto de vista ambiental o muy costoso de procesar.
Otro tanto ocurre con el Puerto de Buenos Aires, con el agravante de que el volumen de dragado es muy superior al de Montevideo.
En cambio, el dragado de un nuevo puerto en Rocha no implicaría mover grandes volúmenes de material de fondo y además sólo se trataría de arenas sin contaminación. Por otra parte, en virtud de que estaría muy próximo a los 20 metros de profundidad natural, el mantenimiento futuro implicaría un dragado muy marginal.
En puertos pequeños, los buques son de menor escala, más numerosos y con menor eficiencia
La necesidad de operar desde puertos poco profundos implica que los barcos utilizados sean más pequeños y numerosos, cuando no viejos y obsoletos. Esto implica más ineficiencia, más dificultades para controlar las operaciones, más contaminación por sus plantas propulsoras.
El PAP impulsa el ferrocarril, que contamina menos que el camión
El PAP no sólo impulsa el uso de buques más eficientes, también provoca la necesidad de utilizar el ferrocarril y lo justifica por los volúmenes movidos, mejorando con ello la eficiencia en el transporte por tierra. Se abate el consumo de combustible a la tercera parte, se desgastan menos las carreteras y disminuye drásticamente la contaminación atmosférica.
El PAP desestimula las plataformas flotantes de transferencia, ineficientes, peligrosas y contaminantes
La existencia del PAP desestimularía el uso de plataformas flotantes de transferencia de carga. Estas plataformas se usan para completar la carga de buques que no pueden ser operados a su máximo calado en los puertos existentes. Si las operaciones se realizan en las aguas protegidas del PAP, se evitan riesgos y desaparecen las pérdidas de carga propias de las operaciones en alta mar.
La contaminación visual
Frecuentemente se menciona que el PAP podría contaminar visualmente la costa playera de Rocha. Sin embargo toda la actividad portuaria se desarrollaría en donde la costa por su profundidad no es apta para actividades recreativas, entre dos escolleras que desvincularían el puerto del resto del paisaje por el lado del mar. Y por el lado de tierra una valla forestal lo escondería visualmente del resto del paisaje. Todo eso sin mencionar que la imagen de un puerto en plena actividad puede ser hermosa y atractiva, si no se la observa con demasiados prejuicios.
Los aportes extraordinarios del PAP
La boya petrolera de José Ignacio se implantó en la costa de Rocha para recibir el petróleo que necesita ANCAP y no puede recibir en buques petroleros impedidos por su tamaño de operar en el Puerto de Montevideo. Básicamente, es una boya flotando en el océano, unida a tierra firme por manguerotes de importantes dimensiones. Su operación es riesgosa y ha provocado muchas veces derrames de petróleo en la costa oceánica uruguaya.
La boya petrolera de José Ignacio se implantó en la costa de Rocha para recibir el petróleo que necesita ANCAP y no puede recibir en buques petroleros impedidos por su tamaño de operar en el Puerto de Montevideo. Básicamente, es una boya flotando en el océano, unida a tierra firme por manguerotes de importantes dimensiones. Su operación es riesgosa y ha provocado muchas veces derrames de petróleo en la costa oceánica uruguaya.
El riesgo de accidentes está asociado a la inestabilidad de un sistema de descargas en el océano. La existencia de un PAP eliminaría la necesidad de recibir el petróleo que consume Uruguay con riesgos tan importantes. Por fin, el desembarco del petróleo y derivados podría hacerse en muelle, protegido con escolleras y en aguas tranquilas, con los sistemas de descarga que aseguran derrame cero en cada operación.
La planta refinadora petrolera de ANCAP de la Teja
Y seguidamente, cuando sea oportuno, Uruguay podrá llevar al lado del PAP la planta refinadora de ANCAP. ¿Qué sentido tendría tener esa planta en Montevideo si se pudiera tener en el preciso lugar donde se reciba el petróleo? ¿Cuánto se ahorraría en energía de bombeo?¿Y cuál sería el potencial comercial e industrial de ANCAP disponiendo de su almacenamiento de productos refinados, en el propio PAP? Pero, fundamentalmente, cuánto se ganaría en seguridad y eficiencia, pudiendo construir la planta sin las restricciones de hacerlo en donde la ciudad que la rodea la acoge a regañadientes?
La planta regasificadora de Montevideo
Conocidas son todas las resistencias que ocasionó la implantación de una planta regasificadora marina en las proximidades del Puerto de Montevideo, debiéndose unir la misma a tierra mediante ductos sumergidos. Esta planta y las que en el futuro pueda necesitar Uruguay y la región podrán ubicarse en tierra firme, dentro del PAP, sin ningún riesgo ni instalaciones costosas, para que los buques gaseros puedan operar en aguas protegidas sin interrupciones.
Prevención en accidentes marinos con pérdida de petróleo o derivados al mar
Hoy en día no hay en la costa uruguaya ni en las inmediaciones, un lugar a donde llevar un buque averiado con derrame de petróleo. En circunstancias de crisis, el PAP puede oficiar de recinto para contener el derrame de un buque averiado, simplemente cerrando la rada portuaria con una barrera flotante entre los extremos de las escolleras, para preceder luego a recoger los vertidos, sin riesgo de manchar irremediablemente las playas uruguayas.
Los Estudios de Impacto Ambiental y la medidas de mitigación
Sin perjuicio de lo que mencionamos antes, sólo a modo de ejemplo, muchos otros aspectos deben ser sopesados antes de decidir la construcción del PAP y de establecer cuál será su diseño final, habiendo tomado las medidas de mitigación que pudieran corresponder. Pero para ello precisamente es que se debe presentar un exhaustivo estudio de impacto ambiental cumpliendo todos los requisitos que la autoridad competente determine.
Lo importante a destacar aquí es que el PAP no tiene porqué ser contaminante y que además puede ser un factor positivo para disminuir los riesgos de contaminación preexistentes, constituyendo un elemento que aporte positivamente a la seguridad y sustentabilidad de todo el sistema.